Son las 11 de la mañana del domingo, te levantas resaqueado de una noche divertida de rumba en rumba, de discoteca en discoteca. Se te abre el apetito casi entrañable de la comida de tu país, sucede cuando llevas buen tiempo viviendo lejos, en la madre patria.
Nos habían dateado que en esta capital española habían abierto una pollería peruana, donde servían el jugoso pollo a la brasa con sus papas fritas...de pensarlo se nos hizo agua la boca. La famosa pollería se llama Norky´s, les suena a algo? Cuando escuchas eso, solo se te ocurre decir: Joder, pollos Norkys aquí en Madrid, debe de ser la Hostia.
Llegamos a la famosa pollería, típico restaurante del populoso barrunto La rica Vicky, donde te sirven de entrada tu tamal, tu caldo de gallina, tu cuartopollo y si todavía quedas con hambre tu aeropuerto bien taipá, un localcito repleto de gente, la mayoría eran peruanos imigrantes, y como era de esperarse no había mesa libre, tuvimos que esperar 45 minutos para una mesa degustando una chelita Cristal y para el niño su Inka Kola bien heladita.
Cuando tuvimos una pequeña oportunidad de una mesa nos la apropiamos a garra limpia con la camarera, que de inmediato nos realizó el pedido. Claro pues, que mas íbamos a pedir, teníamos ansias de su cuartopollo a la brasa. Mientras nos traía un tamal de entrada, ya habían pasado otros 45 minutos esperando al espectacular pollo a la brasa. Mientras esto ocurría, en las mesas de alrededor, llegaban nuevas personas, de igual manera hacían su pedido. Nosotros seguíamos esperando al rico pollo.
Unos de los clientes que llegaron después que nosotros, ya estaban comiendo su cuartopollo, al ver esto, la camarera se acercó a nuestra mesa y nos dijo que el pollito a la brasa ya se había terminado, que si no queríamos otra cosa....no quedó mas remedio que salir de ahí entre gritos y peleas por un cuartopollo y un pendejo criollo recién bajao.
Desdichados de esta escena en este chiringuito y aún con hambre, decidimos coger rumbo a otro restaurante peruano. Un restaurante que el nombre ya nos decía otra cosa, un nombre que te remontaba a la ciudad Imperial, típico restaurante de hotel de turistas de cualquier capital de provincia del Perú. El Inca, restaurante de comida peruana. Típico restaurante de cuatro tenedores, aunque los comenzales ni siquiera sabían comer con uno, para que querían cuatro!!!
Nos recibieron con un rico Pisco Sour de cortesía, famoso cockteil peruano, nos dieron a cada uno una carta de donde escoger lo que deboraríamos con tanta hambre. Cada uno se pidió un plato de comida, uno pidió Anticuchos, otro Ají de Gallina, yo pedí un Arroz Chaufa. Esperando a que nos trajeran los platos, nos tomamos unas cervecitas Cuzqueñitas, después del mal sabor de la Cristal nos pareció deliciosa, pero nos llevamos una sorpresa cuando trajeron los platos, los anticuchos estaban en palitos de dientes, el Arroz Chaufa, cubria la superficie de una galleta de soda, y el aji de gallina ya para que contarles. Típicos platos de estos restaurantes donde es mas el arte en el plato que una buena comida.
Salimos de ahí espantados por el precio de la cuenta, comes como pajarito y te cobran el aire que respiras. Aún con hambre y la insatisfacción de no poder comer un manjar criollo, y así saciar el hambre que teníamos. Terminamos comiendo hamburguesas en Mc Donald´s, cosa insólita de comida fast food, y seguir en una plazuela sentados en una mesa al puro estilo de un café parisino tomando una cerveza y planeando un almuerzo en casa de comida criolla preparada a punta de recetas de la abuela.
Nos habían dateado que en esta capital española habían abierto una pollería peruana, donde servían el jugoso pollo a la brasa con sus papas fritas...de pensarlo se nos hizo agua la boca. La famosa pollería se llama Norky´s, les suena a algo? Cuando escuchas eso, solo se te ocurre decir: Joder, pollos Norkys aquí en Madrid, debe de ser la Hostia.
Llegamos a la famosa pollería, típico restaurante del populoso barrunto La rica Vicky, donde te sirven de entrada tu tamal, tu caldo de gallina, tu cuartopollo y si todavía quedas con hambre tu aeropuerto bien taipá, un localcito repleto de gente, la mayoría eran peruanos imigrantes, y como era de esperarse no había mesa libre, tuvimos que esperar 45 minutos para una mesa degustando una chelita Cristal y para el niño su Inka Kola bien heladita.
Cuando tuvimos una pequeña oportunidad de una mesa nos la apropiamos a garra limpia con la camarera, que de inmediato nos realizó el pedido. Claro pues, que mas íbamos a pedir, teníamos ansias de su cuartopollo a la brasa. Mientras nos traía un tamal de entrada, ya habían pasado otros 45 minutos esperando al espectacular pollo a la brasa. Mientras esto ocurría, en las mesas de alrededor, llegaban nuevas personas, de igual manera hacían su pedido. Nosotros seguíamos esperando al rico pollo.
Unos de los clientes que llegaron después que nosotros, ya estaban comiendo su cuartopollo, al ver esto, la camarera se acercó a nuestra mesa y nos dijo que el pollito a la brasa ya se había terminado, que si no queríamos otra cosa....no quedó mas remedio que salir de ahí entre gritos y peleas por un cuartopollo y un pendejo criollo recién bajao.
Desdichados de esta escena en este chiringuito y aún con hambre, decidimos coger rumbo a otro restaurante peruano. Un restaurante que el nombre ya nos decía otra cosa, un nombre que te remontaba a la ciudad Imperial, típico restaurante de hotel de turistas de cualquier capital de provincia del Perú. El Inca, restaurante de comida peruana. Típico restaurante de cuatro tenedores, aunque los comenzales ni siquiera sabían comer con uno, para que querían cuatro!!!
Nos recibieron con un rico Pisco Sour de cortesía, famoso cockteil peruano, nos dieron a cada uno una carta de donde escoger lo que deboraríamos con tanta hambre. Cada uno se pidió un plato de comida, uno pidió Anticuchos, otro Ají de Gallina, yo pedí un Arroz Chaufa. Esperando a que nos trajeran los platos, nos tomamos unas cervecitas Cuzqueñitas, después del mal sabor de la Cristal nos pareció deliciosa, pero nos llevamos una sorpresa cuando trajeron los platos, los anticuchos estaban en palitos de dientes, el Arroz Chaufa, cubria la superficie de una galleta de soda, y el aji de gallina ya para que contarles. Típicos platos de estos restaurantes donde es mas el arte en el plato que una buena comida.
Salimos de ahí espantados por el precio de la cuenta, comes como pajarito y te cobran el aire que respiras. Aún con hambre y la insatisfacción de no poder comer un manjar criollo, y así saciar el hambre que teníamos. Terminamos comiendo hamburguesas en Mc Donald´s, cosa insólita de comida fast food, y seguir en una plazuela sentados en una mesa al puro estilo de un café parisino tomando una cerveza y planeando un almuerzo en casa de comida criolla preparada a punta de recetas de la abuela.